Desde su infancia en Itacaruaré hasta su legado en Puerto Iguazú, Mandové Pedrozo se destacó como pintor, escultor y docente, influyendo en generaciones de artistas misioneros.


Floriano “Mandové” Pedrozo nació el 12 de mayo de 1938 en Paraje Invernada, en Itacaruaré. Desde pequeño, mostró un interés innato por el arte, recorriendo las calles en busca de pintores para observar sus obras y luego recrearlas. Fue el polaco Kruseniski quien le enseñó a pintar con espátula, mientras que su curiosidad lo llevó a explorar los talleres de reconocidos artistas como Nicolás Reviakin, Areu Crespo, Mena, y Lucas Braulio Areco.

Pedrozo perfeccionó su talento en Córdoba, estudiando durante tres años en el Museo “Genaro Pérez”. Posteriormente, en Buenos Aires, asistió a la Escuela de Artes “General Belgrano” y al taller de Juan Carlos Castagnino en La Plata, enriqueciendo su formación artística.

No solo se destacó como pintor, tallista, escultor, dibujante y caricaturista, sino que también dejó una profunda marca como docente. En Puerto Iguazú, fundó la Escuela de Artes, y en Posadas, su legado como educador es recordado con cariño, siempre manteniendo un perfil bajo. Mandové Pedrozo falleció el 26 de febrero de 2007, a punto de cumplir 69 años, debido a problemas cardíacos, dejando tras de sí un legado imborrable en la cultura misionera.