En esta segunda columna, quiero compartir algunas reflexiones como paciente oncológica sobre la relación con nuestro cuerpo. Soy Rosana Ramírez, Licenciada en psicopedagogía fundadora de Crear y Aprender y espero que mi experiencia en este camino pueda hacer más liviano el tuyo, o al menos hacerte sentir acompañado, acompañada.

La quimioterapia, la radioterapia y otros tratamientos generan efectos conocidos, como náuseas, caída del cabello, dolores musculares, malestar intestinal y problemas en la piel. Sin embargo, también pueden acarrear cambios menos visibles: ausencia del periodo menstrual, pérdida de memoria, dificultad para concentrarse, alteraciones en la temperatura corporal, fragilidad ósea y problemas de visión, así como cambios en el olfato y el gusto.

Es fundamental abordar estos síntomas en cada consulta médica para recibir la orientación adecuada.

Entonces, como pacientes oncológicos, ¿qué podemos hacer para honrar nuestro cuerpo, que atraviesa tanto dolor y malestar? Las sagradas escrituras nos recuerdan la importancia del cuidado del cuerpo: “¿O ignoráis que vuestro cuerpo es templo del Espíritu Santo, el cual está en vosotros, el cual tenéis de Dios, y que no sois vuestros? Porque habéis sido comprados por precio; glorificad, pues, a Dios en vuestro cuerpo y en vuestro espíritu, los cuales son de Dios” (1 Corintios 6:19-20). Esta idea resalta la importancia de un cuidado integral, que abarca la conciencia física, emocional y espiritual.

Dentro del cuidado físico, podemos enfocarnos en una nutrición equilibrada, una adecuada hidratación, actividad física y descanso. Desde el plano emocional, prácticas que nutren la vida, como cultivar la gratitud, involucrarse en actividades de voluntariado y celebrar nuestros logros, son esenciales. Es importante prestar atención a nuestro bienestar psicológico; cuando la ansiedad aparece, recordemos “sudarla y no pensarla”, como menciona la Dra. Evelyn Zamorano, especialista en medicina del estrés. En el ámbito espiritual, mantener una comunicación con un ser superior a través de la oración o la meditación puede brindarnos paz. Eckhart Tolle nos invita a confiar en que estamos aquí para que se despliegue el propósito divino del universo.

El cuerpo, desde la perspectiva del psicoanálisis, es un concepto complejo y multifacético. Para Freud y Lacan, no es solo un conjunto de órganos, sino una construcción subjetiva, marcada por el lenguaje y el goce, donde se entrelazan la pulsión, el deseo y la represión, dando lugar al malestar y al síntoma. Sin embargo, el cuerpo también es un vehículo que nos permite observar y comprender nuestras emociones.

La información es clave para enfrentar el tratamiento de manera consciente, reducir la incertidumbre, empoderarnos y aprender a cuidarnos en cada paso. Recordemos que nuestro cuerpo es un milagro; si lo cuidamos, podremos experimentar durante mucho más tiempo los maravillosos dones de la vida.

Rosana Ramírez
Lic. En Psicopedagogía MP 080
Fundadora de Crear y Aprender
+54 3757 417991
Puerto Iguazú, Misiones